SUMISAS SADO EXTREMO
En Barcelona encontramos el caso de Héctor. Por ellos acepté.
Solo pensé en mi padre y en mi hermano» O Ainhoa, malagueña, matriculada en Derecho, de 22 años, quien lleva prostituyéndose desde hace dos. Lleva un año ejerciendo. Su marido montó una empresa que no le fue bien. Especialmente delicado es el albur de los jóvenes que venden su cuerpo para salir adelante.